Paisaje de capital de provincias de los inicios de esta farsa que llamaron democracia.

Tenemos al siempre sobreactuado, pero no por eso menos querido, José Luis López Vázquez, haciendo de facha redomado al que le molesta que en los nuevos tiempos no pueda hacer y deshacer a su antojo a golpe de talonario, y que los rojos tengan los mismos derechos que los de derechas.

Su mujer, Amparo Soler, es la esposa abnegada y cristiana que va todos los días a misa. La hija, estudiada en los mejores colegios pero totalmente orientada a cazar a su novio millonario y a ser una mujer de su casa (y con la pata quebrada).

Y por supuesto, en esta derechuza casposa lo más importante son las apariencias. Aparentar que se sigue siendo rico cuando se está arruinado, aparentar ser un matrimonio ejemplar cuando el marido tiene una querida en Madrid, aparentar ser cristiana y decente cuando luego no se duda en desobedecer los mandatos de la biblia, aparentar ser virgen cuando no se es...

En el papel de querida tenemos a Linda Lay, que hace honor a su nombre, porque tiene un cuerpazo envidiable. Se marca un bailecito sensual que deja al espectador con la boca abierta. Resulta triste que una actriz con un número considerable de películas, entre ellas algunos títulos míticos, ni siquiera tenga página en la wikipedia.

La película se deja ver sin extraordinario entusiasmo, pero la menos el guión es entretenido y la historia perfectamente real para finales de los 70.