Un Danny Glover en horas bajas nos obsequia con un telefilm de sobremesa lleno de premoniciones absurdas por corazonadas y coincidencias, en un contexto lleno de misticismo. Ni el guión es bueno, ni la fotografía y los actores son muy mediocres.

Glover interpreta a un viejo físico que trabajó en el proyecto Manhattan (la bomba atómica) , un genio de las matemáticas, pero que ahora solo encuentra trabajo de reponedor de un supermercado. Esto sería creíble en España, pero no en Canadá con la de puertas que debe abrir un currículum así. También tiene una dislexia galopante y afición a la botella de whisky.

Se obsesiona con que tiene que salvar a una chica de 11 años, pero en sus acercamientos queda más como un pederasta, o un místico extraño, o simplemente un loco.

Total, que como ayuda a la niña en base a unas premoniciones que le vienen porque sí, pues tenemos que tragárnoslo porque sí. Hacer un acto de fe. Eso hace que la película quede muy muy flojita. Podían al menos haberse inventado una excusa para esas "visiones", aunque fuese algo tonto como que tiene un cáncer cerebral, que un golpe en la cabeza le ha dado ese poder, o que se ha despertado del coma... Yo que sé, cualquier cosa aunque estuviera ya muy trillada. Total, es una peli de sobremesa y los que la ven no esperan gran cosa (confío en que este bodrio no se estrenara en cines, por el bien del ya maltrecho negocio).

Hay historias más interesantes que ésta y no tendrá que buscar mucho para encontrar una que la supere. No pierda su tiempo con ella.