Esta es la historia de Gaturro, un gato babea por la gatita bonita del barrio, Agatha. A-gata ¿lo pillas? Oh, que ingenioso (pretendo ser sarcástico). Pero la gatita prefiere al gato chulito y con posibles que le hace regalos caros y llena su vida de diversión y distracciones. Pero eso no le quita las esperanzas a Gaturro, que sigue dándole coba y enamorado hasta las trancas.

¿Son esos los valores que le inculcaría a mis hijos? Por supuesto que no. Yo a un hijo le diría que se valore a sí mismo, y que si la gatita no es trigo limpio, que pase de ella. Y a una hija le diría que no juegue con los sentimientos de alguien que la quiere.

Estos dibujos, además, son muy infantiles, y sus formas grotescas.