Como seguidor de los moradores del Enterprise, he de reconocer que esta quinta entrega supuso una sorpresa no muy agradable. Los primeros minutos tienen cierta capacidad de enganche pero desde que aparecen un Klingon gordinflón y una Romulana que es el clon de la cantante Quimera, abandonamos el sugerente campo de la Ciencia Ficción para sumergirnos en la comedia surrealista, casi paródica. Muy pocas cosas funcionan en esta película, pero yo destacaría un guión hyper-memo en el que Kirk, Spock, McCoy y compañía mantienen diálogos chanantes y una dirección de Shatner deplorable e impropia de la franquicia. De este modo, se suceden los disparates, los planos ramplones, las naves en las que se ven los hilos y, sobre todo, poco respeto por lo que se supone que es Star Trek. En resumen, merecido agujero negro en la saga cuyo visionado no es muy aconsejable.