Cine de acción en casi su totalidad fundamentado en el drama de un expresidiario con temple, que al abandonar la cárcel intentará dilucidar los hechos que lo incriminaron injustamente con una sentencia de 10 años y en donde experimenta ciertos cambios psíquicos clave para su venganza.

Y aunque la trama es sencilla y se conjuga con una edición que trata de sacar al filme de su linealidad, Adrian Teh, no termina de hacer un trazo sólido de su personaje principal a quien le crean una doble personalidad demasiado endeble y que sirve de pretexto para escenas de acción, con luchas en coreografía, movimientos de cámara y efectos especiales.

«El asistente» en su transcurso devela una esencia desparpajada de fondo, desempatada de sus primeros minutos y con un resultado previsible, poco cautivante e incluso muy agobiante.