Se ignora si esta serie tenga que ver con los tiempos de cambio que vive México en este momento, con su nuevo régimen, ese que intenta terminar con todos los vicios que el llamado Pranismo instauró para perpetrar lo incorrecto con dinero. Al momento de notar una producción con personajes radicales o que divagan entre la honestidad y lo chueco, te lleva a un país en el que los pudientes subsisten por sus prácticas de soborno, con servidores públicos que se sirven a manos llenas de la ocasión moralmente reprobable.

Monarca habla de una familia dueña del emporio tequilero, donde la avaricia supera los lazos familiares y opta por la criminalidad para obtener el poder necesario que les permita seguir acrecentando el poder, así como la de poseer las riendas de una nación que deslumbrada por la opulencia, jamás cuestiona las fortunas de unos cuantos. Por el trazo de algunos personajes, todo pareciera emular a la batalla que se vive actualmente por el poder, la justicia y el combate a la corrupción, digamos que es una pequeña muestra del México político-empresarial y sus métodos para conducirse frente a contingentes.

Fausto Carranza ve llegar su fin, por lo que pide a su hija menor venir a tomar su lugar en el grupo Monarca, situación que la pone al límite ante su hermano mayor, quien ha deseado poder tener el control de las empresas desde siempre. Con la llegada de su hermana y quien no desiste a los propósitos de su padre, deberá emprender una lucha a nivel familiar en la que antepone su visión de llevar las acciones y compromisos sin sobornar contra la costumbre de conseguir todo al precio que fuere.

El proyecto refleja la opulencia en que viven sus protagonistas, hay ese presupuesto necesario para estar al nivel de cualquier producción internacional, su productora se sabe segura al invertir en un proyecto cuidado y dirigido correctamente del cual su thriller se le va de las manos hacia un drama familiar en el cual se enquista la avaricia. Muchos temas de relevancia como la doble moral, el homosexualismo, la represión a periodistas o el narco, eso sí, sin destacar más que el trasfondo que nos envuelve como país, un México, lindo y corrupto, aun en en tiempos de la 4a. Transformación.

Un producto digno en comparación con lo que Netflix ha dado al momento del país azteca al mundo, aunque se percibe un final de temporada con premura.