Se les crítica a directores mexicanos su fijación por la delincuencia como tema central de cada producción, causando en nuestra gente desconfianza por ir y pagar un boleto al complejo comercial, argumentando que el cine mexicano ofrece desencanto y declive en sus historias. Crítica valida, que en pocas ocasiones se puede contradecir dicho pensamiento, gracias a que no todos estamos dispuestos a ver el cine desde el punto de vista reflexivo, sino también como medio de evasión de la realidad y suspender por un lapso de tiempo nuestra incredulidad. Para el cine mexicano, muchas veces con tendencia a lo antropológico es una cuestión compleja, ya que mucha de la cotidianeidad está retratada de tal forma que resulte familiar para nosotros espectadores locales. Sin embargo los creativos de la lente están dispuestos a plantear desde otra perspectiva la problemática que nos aqueja y experimentar con los géneros cinematográficos.

Cero y van cuatro se convierte en reto por esa mezcla de géneros, y retratar al delincuente en sus múltiples facetas que superan el estereotipo trazado por décadas, donde figuras de poder, de moral inquebrantable o incluso en muchedumbre son exhibidas y cuestionadas por su proceder. La película va del drama a la comedia y sus cuatro historias son ligadas por los personajes con roles entremezclados entre autoridades, infractores y gente común. Cada historia tiene sus aciertos y puntos débiles, no hay esa constante que la convierta en una tragicomedia cayendo en el drama, la tragedia y la comedia, convirtiéndola en un largometraje versátil.

En cuanto al reparto hay debuts en cine, otros de experiencia a cuadro que se suman a la producción: Silverio Palacios con el toque perfecto de dramatismo y tragedia; Raquel Morel bien por la interpretación de la mujer adinerada dispuesta a comprar la dignidad de varios a su alrededor incluso la de sus secuestradores; Ana Ciocceti, Martha Cristiana y María Fernanda García con ese tono de cinismo y desfachatez entregan un toque chusco en el corto de Sariñana (indudable el sello que le pone el director); Alexis Ayala y Paty Muñoz de las Fantasías a Cero y van cuatro, ella muy adhoc con lo que se requería; Paty Muñoz y Llaca así como Fernando Carrillo en papeles de amantes con la dignidad comprada.

Lograda compilación de metrajes, aun y con su talón de Aquiles en general.