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Voto de Juan Marey:
8
Comedia Otello, que lleva siete años en el paro, desea ser guardia municipal, y sólo eso. No quiere ningún otro puesto. Gracias a su terquedad, consigue que el alcalde, que está en período de elecciones, le dé el ansiado puesto. Él intenta hacerlo lo mejor posible, pero las cosas suelen salirle mal... Para ser sinceros, bastante mal. (FILMAFFINITY)
27 de octubre de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luigi Zampa dirigió algunas de las películas con más éxito de la historia del cine italiano, sin embargo, nunca se convirtió en un director de éxito, como los grandes Monicelli, Risi o Comencini. Zampa experimentó con el Neorrealismo encontrando su propia y original voz, después hizo comedias y fue el precursor de las películas de crítica social; pero Zampa nunca ha sido considerado un maestro o un padre fundador de ninguna de estas modas o géneros. Quizá Zampa siempre estuvo un poco adelantado a su tiempo, en 1948 hizo “Anni difficili”, una comedia sobre el fascismo y el posfascismo, que se convirtió en una moda en los sesenta; la película de 1952 “Proceso a la ciudad” (Processo alla città, 1952), basada en un argumento de Francesco Rosi, fue la primera película sobre la Camorra; “L’arte di arrangiarsi”, en 1954, prefigura el personaje interpretado por Sordi en toda su carrera. Últimamente los fans de Zampa van creciendo en número, un director de quien Ettore Scola dijo que “introdujo la vena satírica en nuestro neorrealismo y ayudó a crear un estilo italiano de comedia. Zampa deseaba reírse de las tragedias de los hombres, pero reírse civilizadamente”.

Zampa dirigió en 1960 esta afilada comedia de la que hoy nos ocupamos y en la que el protagonista es Otello Celletti, maravillosamente interpretado por el gran Alberto Sordi, quien consigue un enchufe del alcalde de su ciudad, encarnado por el no menos grande Vittorio De Sica, para colocarse como guardia urbano. Otello, un caradura vanidoso, cínico y soñador a la vez, se convertirá en un problema para el alcalde, primero por hacer mal las cosas y luego por querer hacerlas bien.

Alberto Sordi encarnaba en una obra previa de Luigi Zampa, “El arte de apañarse” (1954), al prototípico camaleón que se adaptaba a cualquier circunstancia para disfrutar de los privilegios del poder, ajustándose la “camisa” que correspondiera convenientemente en cada momento (fascista, comunista, demócrata cristiano...). La cuestión es ser “Algo”. En “El alcalde, el guardia y la jirafita” sea con batín satinado o uniforme policial que cruje aspira a ser hombre de lustre, ser alguien, alguien que destaca en el tráfico de la vida, sin que le preocupen demasiado las facciones. En “Proceso a la ciudad” (1952), Zampa también había dejado en evidencia cómo la corrupción afecta a muchas capas de la sociedad, lo que diferencia los tiempos, como apunta el padre de Otilio, es que ahora si necesitan acallarte recurren a untarte con mucho dinero.

Todo un suculento recital de lo más granado de la comicidad gestual transalpina para contar las dificultades del tráfico rodado en tiempos, situaciones y personajes caóticos. Realmente divertida.
Juan Marey
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