Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juan Marey:
8
Aventuras Joyce Williams y su hija Priscilla viajan hasta la India para instalarse en una base militar británica junto al abuelo de la pequeña. Una vez allí, la niña se ganará el cariño de todos y jugará un papel muy importante en una rebelión local. (FILMAFFINITY)
22 de julio de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a desempolvar un encuentro tan improbable a primera vista como el que protagonizaron el rudo John Ford y la prodigio Shirley Temple. John Ford, a la sazón flamante ganador del Oscar por “El delator”, se quedó de piedra cuando Darryl Zanuck le anunció que la siguiente sería con esa niña superdotada y sobre todo supertaquillera, toda una veterana que a sus ocho añitos iba por las catorce películas ya, lo que no sabía John Ford era que Shirley Temple era una apasionada de los uniformes, hasta el punto de que más tarde tuvo dos maridos militares, el primero sargento y el segundo comandante. Bueno, pues Zanuck convenció a Ford con dos argumentos de peso, primero un presupuesto de un millón de dólares y segundo podía seguir trabajando con su amigo Victor McLaglen, el rudo sargento MacDuff, el que era una preciosidad cuando era pequeño. Ford aceptó a pesar de que no le gustaban los niños y menos aún los famosos, de que le ponía del hígado las salidas de la pequeña Shirley, que hacía todo lo posible para gustarle al maestro, no se dejaba doblar y aguantaba con estoicismo el rodaje en exteriores a 40 kilómetros de Hollywood. A los problemas sindicales siguieron los exámenes de la niña o la hospitalización de la madre, todo un martirio para Ford que a sus 42 años seguramente se parecía mucho en el rodaje al cascarrabias de C. Aubrey Smith en la película, el septuagenario coronel de un fuerte de escoceses en el norte de la India, en la frontera con Afganistán, que tiene por misión el capturar a un ancestro de Bin Laden, un rebelde muy guapo que encarna César Romero.

“La mascota del regimiento” tuvo una acogida triunfal y también críticas por colonialista. La película tiene momentos memorables como la muerte del sargento McLaglen, la mejor ilustración de la síntesis entre el cine de Ford y el estrellato de Shirley Temple, más allá de alguna mirada a la cámara, en “La mascota del regimiento” la pequeña está perfecta.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow