Las caóticas salas de fiesta

Aunque había ganado el Festival de Benidorn se tenía que ganar la vida cantando en salas de fiesta, donde lo importante eran las señoritas de alterne y no quien cantaba.

La tournée del hambre

Huyendo de estas salas se arriesgó a organizar una gira con su propio espectáculo. A veces el fracaso era absoluto. Raphael lo cuenta con gracia, pero lo cierto es que en ocasiones Paco Gordillo tuvo que pedir dinero a su propio padre. El cantante afirma que aprendió mucho. Lo primero es “que la gente que te acompaña tiene que ganar dinero” y que “hay que elegir bien donde se canta y donde no”.

Yo soy aquel

Las penurias no fueron una pérdida de tiempo y Raphael se dio conocer. Saltó a la fama por su concierto en el Teatro de la Zarzuela, aprovechando un día de descanso de Antonio el bailarín. Después llegaría el festival de Eurovisión, con el memorable “Yo soy aquel”. Por aquel entonces, 1966, ya se sabía que este concurso no era serio y que la política era más relevante que los méritos artísticos de los participantes.

Agotamiento

Cuando su nombre en letreros luminosos ya acompañaba a los de Sinatra o Liza Minnelli, firmaba todos los contratos que pillaba. Crees que puedes con todo, pero llega el estrés y el agotamiento. Se quedó sin voz, se desmayó…”Por primera vez el show se convirtió en un martirio”. Además, no fue una buena idea traerse a su madre de gira. “Me hizo la vida imposible”.

Alcoholismo

Tras una noche frenética es dificil descansar y relajarse al llegar al hotel. En esos momentos de soledad e imsomnio es fácil que aparezca el demonio en forma de minibar.

Jeckyll y Hyde

Raphael estaba muy ilusionado con este musical, pero ya tenía el hígado destrozado y necesitaba urgentemente un transplante. Marta Rivera, su compañera de reparto dice que cuando cantaban a dúo podía percibir en sus ojos que ya no podía más.

El regreso

El 25 de septiembre de 2003 volvía a cantar en el Teatro de la Zarzuela. El momento más emotivo de todos.