¿Alguna vez vieron esas pruebas de cámara a los aspirantes al Hombre de Acero que hacía Richard Donner durante la planificación de lo que sería Superman de 1978? No sé donde las vi, creo que venían como extras en el DVD. Eran, a la vez, descostillantes y patéticas. A cada actor que iba a hacer el casting le ponían el traje azul y rojo con la capa, le hacían repetir algunas líneas del guión y luego lo colgaban de un arnés. Entonces, el tipo tenía que hacer su mejor pose de super héroe volador con el puño al frente.

Pocas veces vi a tantos actores hacer el ridículo de tal manera. Torpes e involuntariamente cómicos, parecían una parodia de Peter Capusotto y Sus Videos.

Y entonces, al final del video, te pasaban las frases y las "pruebas de vuelo" de Christopher Reeve. Y ya no tenías dudas de porque lo eligieron. Cuando hablaba, era Superman. Y ahí colgado del arnés, se lo veía con una seguridad y un porte que luego se harían famosos en la pantalla grande.

Mientras diferentes rostros de Batmans pasan y pasaran, algunos mejores que otros, hasta hoy nadie se había hecho el dueño indiscutido de la imagen de un superhéroe de historieta como Reeve. Se apoderó del personaje, lo hizo suyo, lo moldeó a su visión única. Siempre me dieron un poco de pena los giles que tuvieron que calzarse sus botas rojas luego de su muerte, en especial el pibe que hizo la versión homo-erótica de Bryan Singer. Cuando el flaco hacía el tic nervioso de Clark Kent acomodándose los anteojos con el índice, te dabas cuenta de que Brandon Routh no estaba representando a Superman, sino que estaba haciendo su mejor representación de Christopher Reeve.

Dije "hasta hoy", porque el actor de "Chaplin" ha hecho con el Hombre de Hierro lo mismo que Reeve logró con el de Acero. ¿Alguien se imagina ahora a otro que no sea Robert Downey Jr interpretando a este personaje, el día en que decida colgar los guantes metálicos, y dejarle el lugar a otro? Tal vez se reirán con esto, pero el estilo del tipo me recuerda a aquellas estrellas de Hollywood de otros tiempos, como Cary Grant, Dean Martin o Tony Curtis. Ese estampa de galán atorrante, el delivery entre arrogante y simpático, esas sonrisas compradoras y bravuconadas tiernas buscando siempre la complicidad del espectador.

La destrucción de su casa en Malibú y de todo su arsenal de juguetes bélicos, sirve como metáfora de la debacle del héroe que ahora debe encontrarse a sí mismo y reconstruir su personalidad desde los cimientos. Tony pasará a ser un vaquero, arrastrando su montura-armadura inservible por la nieve, haciéndose de aliados y adoptando las tareas detectivescas más propias de Batman, mientras juguetea y explora sus habilidades de un McGyver de la generación iPod, creando herramientas allí desde donde no las hay.

Y en la reacción de sus dos espontáneos aliados en la desgracia, creo ver la dicotomía que busca mostrar el guionista/director Shane Black:
mientras que el niño se emboba con la armadura y demanda anécdotas de aventuras heróicas, aliens y otras dimensiones, el técnico del móvil televisivo en cambio ignora al alter ego para endiosar y obsesionarse con la imagen de rockstar de Tony Stark. "¿Quién es él héroe, Iron Man o Tony Stark?" es la columna temática de esta tercera entrega.

Para mí, los héroes son Robert Downey Jr y el gordo Favreau, que dejando a otro la silla del director y limitándose a su comic-relief de siempre, no recibe todo el reconocimiento que merece por haber sacado a la sección de cine de Marvel de su histórica mediocridad.

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