Tenía cierta curiosidad por ver esta serie; me esperaba algo parecido en cuanto se refiere a calidad y planteamiento a la reciente "Desaparecida", pero nada más lejos de la realidad.

"Soy el solitario" peca de muchísimos defectos, por lo menos desde mi punto de vista; las caracterizaciones de los guardias civiles en general son malísimas, se salvan en este aspecto un par de motoristas de tráfico, el "cuco", que es como se conoce al helicóptero benémerito, y unos vehículos del GRS (que por cierto es una unidad que no opera en esa zona -allí lo hace el GAR-) y digo que se salvan, porque no son parte del atrezzo, son reales, y es el único indicio de credibilidad que tiene la serie desde el punto de vista policial, porque todo lo demás raya el esperpento y desprende constantemente un tufillo artificial en la línea de "El Comisario" por ejemplo. Podría comentar muchos detalles al respecto, pero no quiero aburrir al personal; solo diré que Raul Arévalo tiene tanta pinta de Brigada de los picoletos (es el papel que hace), como mi padre de gogó de Privilege,(por edad, y los galones que lleva). Además el trato que tienen entre ellos, es poco creíble; siempre se refieren a los guardias muertos como "los guardias civiles", cuando lo más natural es que dijesen "los compañeros", o como mucho "los guardias",o "los chavales", pero no, parecen periodistas hablando del caso, en vez de guardia civiles compañeros investigándolo; muy mal.

Y si seguimos con la línea de los peros, mencionar también las vistosas, pero innecesarias escenas aéreas, con Madrid de noche y de día, muy al estilo CSI, pero que no sirven más que para rellenar segundos con efectismo visual sin aportar nada a la trama. También muy triste lo del poli mejicano y la escena del coche...mas mala que un dolor discal.

En definitiva, "Soy el solitario", tiene más papeletas para ganarse un título a la mediocridad que otra cosa. Por decir algo positivo, la caracterización de Pepo Oliva en el solitario, está bastante bien, aunque tampoco se le haya visto mucho (por lo menos en el primer acto).