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España España · Mexico
Voto de Alfie:
7
Comedia. Drama Una pareja de anticuarios, Kale y Alex, tienen pensado ampliar su apartamento, para ello quieren demoler el apartamento vecino del que son dueños, una vez que se muera Andra, la viuda anciana y cascarrabias que vive en él. Cuando Kate, atormentada por la culpa, se hace amiga de las nietas de Andra, los resultados son totalmente imprevisibles... (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2010
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, esta es la típica comedia neoyorquina vestida con algunos ropajes propios del cine indie. Qué quiere decir esto: aparición de toda clase de personajes, cada uno de su padre y de su madre, y que conviven en una extraña armonía mientras se desmarcan con comportamientos neuróticos y en muchos casos inexplicables; la sombra de Allen es alargada. Así que ya sabes, si eres alguien que habla rápido, que no entiendes a las mujeres aunque no tengas problemas para acostarte con quien elijas de ellas y tus problemas cotidianos van desde no saber que sofá/ tres mil dólares la unidad comprar a la pobreza en el mundo subdesarrollado urbano, entonces puedes ser un perfecto neoyorquino.

Rebecca y Mary son dos hermanas: la primera es buena, alta, que trabaja con los pechos (lástima…no los suyos, hace mamografías), tiene un perro y una abuela a los que cuida por igual, que no se diga, y suele pillar poco. La segunda es atractiva, folladora fracasada (los novios la dejan por otras más macizas), que odia a la susodicha abuela, que hace limpiezas faciales y que se pega unas sesiones de rayos uva que ya querría Pepe Domingo Castaño.

La abuela de ambas, la susodicha y a la que le quedan dos telediarios, está como una regadera y se suele reír de todo y de ellas. Normal, con unas nietas así quien se sentiría orgulloso ¿verdad? Otra cosa son sus vecinos, un matrimonio pintoresco formado por un regordete que se tira a unos pibones de aúpa y una esposa que suelta veinte pavos cada vez que se encuentra a un indigente. El colmo es que tienen una hija que sí, que es inteligente, pero que tiene la pobre la cara como un Cristo. Encima se dedican a la venta de muebles “de diseño” conseguidos con los cadáveres de los ancianitos aún encima de la mesa. Osea, un completo.

Pues este es el cuadro al que hay que poner una música tranquilita y un par de situaciones trágico-cómicas para tener el resultado deseado. La verdad es que la película es entretenida, bien hecha y viene a confirmar lo que uno sabe desde hace tiempo: la sonrisa de América no es la de Julia Roberts, es la de Amanda Peet.

PD - Te quiero Amanda aunque tengas un hijo que no sea mío.
Alfie
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