Conseguir hacer tu primera película, que te la estrenen y que el público entienda que es una “ópera prima no son tareas fáciles. Cuando el espectador paga una entrada de cine, espera que, a cambio, le den un buen producto y, la proliferación en éste último año de películas de directores noveles con poco presupuesto, está haciendo que mucha gente deje de ir al cine.
La Sombra, es un buen debut voluntarioso pero no es una buena película que aporte nada a la industria porque no deja al espectador la posibilidad de sorprenderse o admirarse. La sensación de haberla visto antes, sobrevuela durante el extenso metraje y los fallos superan a los pocos aciertos. La falta de presupuesto se puede cubrir con talento pero, si de dinero tienes poco y de talento andas justo...quizás debes dedicar tu visión artística a técnicas más baratas y menos cantosas.
La película no homenajea a ningún género o película concreta si no que picotea aquí y allá pero con poco acierto.
De los tres espectadores que estábamos viendo la película, solo yo llegué hasta el final de la proyección y, para mi, eso, es un dato preocupante. El público se vuelve a alejar del cine español y, ésta vez, no es por motivos “políticos” si no porqué un importante porcentaje de las películas que se estrenan no valen el desembolso de 8 euros que es más de lo que te cuesta la suscripción a una plataforma en la que la calidad no es que sea superior, pero la cantidad lo compensa.
Puede que sea la primera y última película que haga su director.