Hacer cine religioso en España es una verdadera aventura que solo se entiende desde la Fe más auténtica. El mundo no quiere tener conciencia porque te enfrenta a esa verdad de que si suceden cosas terribles es porque el egoísmo y la falta de amor son los culpables de que las personas se hayan cauterizado y hayan relativizado todo.
Ver que hay, ha habido y habrá seres extraordinarios que por el amor De Dios y el amor al prójimo se entreguen como esta Soledad Torres Acosta no es nada cómodo para los que pasan delante del dolor y la necesidad ájenos y miran a otro lado. Esa pequeña porción de conciencia que nos queda nos atiza y nos pone delante de una disyuntiva incómoda.
Pablo Moreno nos ofrece una película bella no apta para ateos ni para egoístas. Una historia real sobre la fundación de las Siervas de Maria y la extraordinaria mujer que se entregó a esa maravillosa labor de dar visibilidad y soluciones a los más necesitados. El reparto artístico se involucra y logra una película de pequeño presupuesto y de gran corazón. Quizás sea predicar en el desierto pero es, sin duda, una predicación que es necesaria.
Sería bueno que al menos los cristianos apoyasen este tipo de cine con valores porque si no no tendrán derecho a quejarse del tipo de cine que se hace.