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España España · Marte
Voto de Gort:
8
Drama Para sobrellevar el insomnio crónico que sufre desde su regreso de Vietnam, Travis Bickle (Robert De Niro) trabaja como taxista nocturno en Nueva York. Es un hombre insociable que apenas tiene contacto con los demás, se pasa los días en el cine y vive prendado de Betsy (Cybill Shepherd), una atractiva rubia que trabaja como voluntaria en una campaña política. Pero lo que realmente obsesiona a Travis es comprobar cómo la violencia, la ... [+]
20 de julio de 2008
37 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.

-Prosigue por favor con tu relato, amable extranjero –dijo Kublai Kan.

-Tras seis noches de travesía por el desierto –continuó Marco Polo- se acaba divisando, como un espejismo, una fastuosa ciudad a lo lejos. Esta ilusoria sensación se acrecienta cuando descubrimos que, a pesar de su aislado emplazamiento, ya habíamos estado antes en ella. En la hora en la que sale el sol la sensación se desvanece, la ciudad se recompone y acaba pareciéndose a cualquier otra, jamás vista antes por nuestros ojos.

-¿Quieres decir que esa ciudad es objeto de algún encantamiento?

-Quiero decir que en esa ciudad ya habíamos estado antes porque, de hecho, la llevamos siempre con nosotros.

2.

Ver según qué películas de niño nos hace envidiar al adulto: poder salir a cualquier hora de la noche, con todos los misterios y tesoros de la ciudad a su alcance, pues le pertenecen. Ojala no tardemos mucho en ser también dueños y señores de ese reino de libertad…
Ahora que somos adultos, sin embargo, sabemos dónde nos lleva el asiento trasero del taxi de Travis. Creemos ir a algún sitio, al acecho de mujeres o persiguiendo esa última copa que nunca termina, en cualquier caso a un lugar que largamente anhelamos, quién sabe si como nuestro término. En realidad no vamos a ninguna parte. Aún y así son muchos los que sucumben a su canto de sirena. A más de uno me he encontrado atrapado en el asiento trasero al entrar en un taxi, fingiendo que no sabe que no vamos a ningún sitio, dando tumbos como un barco desorientado en alta mar.

Es más, ahora que hemos visto ‘Taxi driver’, sabemos dónde lleva el asiento delantero del taxi de Travis. Pilotando su nave, observando los afanes nocturnos de los hombres desde su castillo de popa, Travis pule su alma, concibe una acción abstracta que constituye su destino.

3. Pertinencia de una pistola.

De entre todos los objetos cinematográficos la pistola es con el que mantenemos una relación más viciada, con tanto tiro ni la vemos. Es una falta de tacto que el cineasta asuma en el espectador este vínculo desvirtuado con un objeto tan interesante.

La cámara se deleita en un primerísimo plano que recorre el largo cañón de una 44. Travis empuña uno de los revólveres y encañona a través de la ventana un punto de la ciudad bulliciosa. La pistola concentra y proyecta su ira.

Viendo un programa por la tele en el que las parejas bailan dulcemente, felices, la pistola, forma metálica ya de su ser, se encoge, no apunta a nada: el demonio del odio da un respiro a Travis, quizá lo está probando.

El énfasis con el que el Sr. Scorsese nos muestra el arma puede parecer una fascinación morbosa pero en realidad es la presentación pertinente de un objeto que, como todos los que creamos, nos pertenece y es una parte de nosotros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gort
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