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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
7
Western Finalizada la Guerra de Secesión, un hombre negro, vestido con el uniforme del ejército unionista, vuelve al rancho de su anterior amo, quien lo hace copropietario de sus tierras. Este hecho provoca la reacción de algunos vecinos racistas y fanáticos, cuyas ideas radicales acerca de la esclavitud y la diferencia de clases fundadas en el color de la piel, siguen muy arraigadas. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor y director sueco Alf Kjellin, en su etapa estadounidense, se dedicó sobre todo a dirigir telefilms y episodios de series de televisión, pero también dirigió algún largometraje para cine, como este "western" rodado en Nuevo México, cuyo argumento posee interesantes conexiones con un título también adscrito a este género como "La puerta del diablo" (Devil´s Doorway, 1950), de Anthony Mann. Un viejo ranchero blanco (Burl Ives), su ahijado negro (Brock Peters) y la mujer india de éste (Nancy Kwan) intentan, después de la Guerra de Secesión, una curiosa experiencia de convivencia interracial, que estará amenazada desde el principio por culpa de la intolerancia y el fanatismo de sus vecinos.

En el auténtico Oeste de la Historia de los EE. UU. hubo vaqueros negros, más de los que mucha gente creería, porque era un trabajo muy duro y mal pagado, pero el racismo imperante en la sociedad y la cultura estadounidenses -y los códigos del cine de Hollywood, que hacían difícil o imposible que los actores negros fueran protagonistas, o secundarios, en los "westerns" , al menos hasta cierto momento- hizo que el vaquero, como figura cinematográfica norteamericana, como estereotipo, fuera, casi de forma exclusiva, blanco y anglosajón. Esta película rompe de manera explícita con esa especie de tabú según el cual no había negros en el Oeste -Quentin Tarantino ha incidido en esa presencia, a su manera, en "Los odiosos ocho" (The Hateful Eight, 2015)-, y además lo hace con brío y estilo, lo que hace lamentar que este director no dirigiera más para el cine.

Como curiosidad, aparecen juntos John Carradine y su hijo David -éste, en el papel de un indio-, y varios actores del cine de Sam Peckinpah (Brock Peters, R. G. Armstrong, L. Q. Jones). Pueden destacarse, por último, los artísticos títulos de crédito iniciales, resueltos mediante una estilizada secuencia de animación, y la banda sonora.

Es una película que recomiendo y que debería ser más conocida.
Pedro Triguero_Lizana
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