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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
6
Drama Francia, 1933. Serge Stavisky es un hombre encantador, seductor, jugador de cartas y traficante internacional. Conocido como El Bello Sacha ha construido un imperio a base de mentiras, empresas ficticias, fraudes, cambios de identidad y poder de convicción, implicando en sus estafas a altas personalidades políticas y financieras del país. Y ahora está a punto de provocar la quiebra del Estado por haber falsificado bonos del Crédito ... [+]
13 de marzo de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resnais se dedica en esta película a un melancólico y un poco frío ejercicio de reconstrucción de los últimos meses de vida del famoso estafador francés de origen ucraniano-judío Serge Alexandre Stavisky (1886-1934), quien tenía fuertes relaciones con el poder económico y político de la Francia de principios de los años 30. Se muestra su forma de ser, vemos su lujoso tren de vida, vemos a su círculo de amistades, y se muestran un poco sus sucios negocios. Además, se hacen referencias a su pasado, y a un futuro en el que, ya muerto Stavisky, vemos imágenes de su entierro, y declaraciones de sus conocidos ante un comité de investigación. Así, desde el presente, el relato se va abriendo hacia el pasado, y hacia un futuro inmediato.

Es una película que se sitúa en un momento propicio, tanto por la moda "retro" que se instala en el cine de esos años, como por la moda del revisionismo de hechos históricos controvertidos. "Stavisky" se mueve, así, entre "El gran Gatsby" (The Great Gatsby, 1974), de Jack Clayton, y "Sacco y Vanzetti" (Sacco e Vanzetti, 1971), de Giuliano Montaldo. El caso de Stavisky se prestaba a un film de reconstrucción histórica con fuertes resonancias políticas, pues este estafador era, en cierto modo, la punta del iceberg de un sistema corrupto; Stavisky tenía compradas muchas voluntades, sabía muchas cosas de mucha gente, y su suicidio generó muchas dudas y sospechas. Las referencias a la España republicana de esos años, y a los intentos de algunos de dar un golpe de estado, se deben al guión de Jorge Semprún. La presencia de Trotsky en esta historia refuerza la vertiente política del film, aunque no sé si está muy justificada.

Resnais, que parece dudar entre la perspectiva didáctica y la libre interpretación, podía haber puesto más alma, o más sentimiento, en esta reconstrucción histórica: la reconstrucción de ambientes, vestuario, etc., está bien, pero el personaje de Anny Duperey queda bastante desdibujado, y no es muy creíble el amor que se supone que hay entre ella y Jean-Paul Belmondo. Éste, en su papel de simpático sinvergüenza, da a su personaje todo el carisma necesario, pese a la casi ausencia de acción física que hay en este film, un film en el que, tal vez, sobran diálogos y faltan explicaciones.
Pedro Triguero_Lizana
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