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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
7
Drama. Thriller. Cine negro Noventa minutos es lo que tardará en agotarse el aire disponible en el refugio antiaéreo donde una docena de vecinos con distintas ideas y circunstancias esperan a que acaba el ataque alemán sobre Londres. Noventa minutos que cambiarán las vidas de todos ellos y harán que aflore la verdadera identidad de cada uno. (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
He podido ver recientemente en la Filmoteca Española una versión restaurada de esta película de Antonio del Amo, una película un tanto inusual dentro del conjunto del cine español de finales de los años 40, no sólo por situar la acción en el Londres de la Segunda Guerra Mundial, y por circunscribir dicha acción casi totalmente a un edificio de vecinos, sino también por la angustiosa situación límite que se nos plantea: los vecinos, junto con un policía (José María Lado) y un ladrón (Enrique Guitart), se refugian en un sótano durante un ataque aéreo alemán, y, tras el bombardeo de los alemanes, descubren que no pueden salir de allí, por estar la puerta de entrada atascada por los escombros. Es a partir de ahí cuando perciben que pueden morir asfixiados... en un plazo máximo de noventa minutos.

Es un film muy curioso, además, porque la guerra es sólo un telón de fondo: la trama comienza de tal manera que se sitúa en el campo de la intriga, más o menos policíaca, y a partir de ahí la acción da un giro y se centra en las vicisitudes de un grupo humano en peligro, anticipándose a las claves de un cine catastrofista o apocalíptico muy posterior. Hay un cierto alegato antibélico, que no debió gustar mucho a la censura del momento, pero lo que más destaca, junto a la historia de redención, es la idea del examen de conciencia ante la idea de una muerte más que probable, no ya por el hecho de que cada personaje se arrepienta de sus malas acciones, sino por la intención de desnudar moral o espiritualmente a cada personaje, y revelar su verdadera naturaleza. Es curioso, o irónico, de acuerdo con este esquema, que el mejor de todos ellos sea el ladrón, un ladrón de perfiles asociales.

En esta misma línea de peligros, grupos involuntariamente encerrados y compuestos por personajes diversos y variopintos, y exámenes de conciencia, "90 minutos" abriría una línea temática luego continuada, sin salir del cine español, por películas tan especiales como "La hora incógnita" (1964), de Mariano Ozores, y "La casa" (1976), de Angelino Fons.

"90 minutos", pese a la retórica del guión y sus diálogos -a vueltas con la fe y la religión, y además aparecen varios personajes españoles- resulta hoy una obra interesante y entretenida, en la que destaca la fotografía en blanco y negro de Juan Mariné. Destacan también los movimientos de la cámara -sobre todo, en la presentación inicial de los personajes, que la cámara nos muestra en un virtuoso movimiento vertical- y la composición del plano, que organiza muy bien a los actores en un espacio sumamente angosto. Se advierte, por último, una valerosa intención de narrar la historia en tiempo real, es decir, que la duración de la narración coincida con el tiempo transcurrido dentro de la historia, aunque eso se queda en una intención, pues la historia transcurre a lo largo de seis horas, y la película, evidentemente, no dura tanto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro Triguero_Lizana
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