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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
8
Bélico Desastre del 98: España pierde sus últimas colonias. El capitán español Las Morenas, comandante del destacamento de Baler, en las islas Filipinas, observa síntomas de una inminente insurrección en su distrito. En espera de los acontecimientos, decide recluirse con su tropa y, tras estallar la revolución, esta situación se prolonga durante un año... (FILMAFFINITY)
20 de enero de 2017
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco he visto en el cine "1898.Los últimos de Filipinas" (2016), de Salvador Calvo, y, por comparar, he visto poco después la primera versión, la dirigida por Antonio Román. En la comparación, la película de Calvo sale bastante malparada, en mi humilde opinión; no por revisionista, sino por mala. Ambas versiones traicionan la Historia real, deformándola a su manera, según los guiones y el contexto social e histórico, pero la película de Román es estupenda, y la de Calvo, no. ¿Por qué?

Tal vez, para explicármelo, tenga que partir de la relación entre un film digamos original y su "remake". La película de Calvo es un claro "remake" de la de Román, y al mismo tiempo es un film que trata de contar el sitio de Baler de 1898-1899 de otra manera, de una manera más escéptica, si se quiere. Para mí, el Teniente Saturnino Martín Cerezo que encarna Armando Calvo en la versión de Román es mucho más simpático, y humano, que el mismo personaje interpretado por Luis Tosar en la versión de Calvo; en la primera versión se trata de describir heroísmos, y en la segunda, de demostrar que no se trataba de héroes, sino de cerrazón mental, de estupidez, de una equivocada interpretación de las ordenanzas militares. En la versión de Román se trata de afirmar; en la de Calvo, de negar lo afirmado.

La versión de Antonio Román es estupenda porque todos los elementos puestos en juego en el encuadre -ambientación, escenografía, vestuario, guión, diálogos, interpretación, realización, fotografía, música- son óptimos, se integran perfectamente entre sí, y forman una unidad difícil no ya de superar, sino incluso de imitar. Sin embargo, producida en los años 40 del siglo XX, en el auge de un cine histórico propio del primer franquismo, fue, es, una película víctima de su contexto: como trataba un hecho heroico ocurrido en torno al Desastre del 98, con la pérdida de las últimas colonias españolas, desaparecido su contexto, se convirtió en un film desechable, tan desechable como su mismo contexto. Quién nos iba a decir que, andados los años, y comparada con su reciente "remake", "Los últimos de Filipinas" iba a demostrar, de nuevo, su gran calidad.

Por cierto, no se puede decir que en la versión de Calvo sí aparecen desertores, y en la de Román no: en esta última aparece también un desertor.
Pedro Triguero_Lizana
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