El (para mí) desconocido José Martí Muñoz dirigió y escribió este cortometraje como una práctica de la E.O.C. durante el curso 1964-1965. En plena noche, en los alrededores de Madrid capital, un automóvil sufre un accidente. El conductor, un hombre, muere. Su acompañante, una mujer joven y atractiva (Rosa de Alba), sobrevive y es auxiliada por un tipo que pasaba por allí en su bicicleta (Alberto Pimienta). Es un encuentro casual, nunca se habían visto, pero intiman, se confiesan mutuamente, y descubren que comparten cosas: ambos vienen de provincias, son pobres, tratan de ganarse la vida como pueden.

Es un corto muy curioso, porque en poco tiempo se relaciona a dos personajes distintos (un obrero y una chica de alterne, por no decir una prostituta); y se sacan temas como las diferencias sociales, la emigración desde las provincias a Madrid, los dilemas morales, e incluso la muerte por accidente. Aparecen nombres que luego serán importantes en el cine español como José María González Sinde o Miguel Hermoso.