Una película no estrenada en España, que especula con cuestiones que enlazan la comedia, el drama y lo fantástico: según el argumento, hay algunas personas que poseen una rara y extraña particularidad genética, un cromosoma de más que hace que se las llame "zerofilíacas", y que puedan cambiar de sexo con el acto sexual, o mejor dicho, con el orgasmo. Una de estas personas es Luke (Taylor Handley), que pronto se convierte en una chica a la que llamarán Luca (Marieh Delfino).

Este film, el primer largometraje (y hasta ahora, el único) rodado por Martin Curland, tiene a su favor el interés del tema, la secuencia de la primera transformación de chico a chica del protagonista, y el personaje de Gina Bellman. En su contra tiene una música extradiegética abusiva y machacona, que está de sobra en la mayoría de la película, así como el hincapié en las ranas como metáfora de la metamorfosis. Es una verdadera lástima que el planteamiento, original y provocativo, que sitúa a esta película por encima de otras muchas comedias juveniles estadounidenses, no fuera llevado a la pantalla por Curland y el equipo de rodaje con mayor pericia.