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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
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Drama. Romance
Relato costumbrista sobre una pequeña ciudad estadounidense. El narrador explica cómo ha transcurrido la vida en Grovers Corners, una pequeña población de New Hampshire, entre 1901 y 1913. George Gibbs, el hijo del médico, y Emily Webb, la hija del director del periódico local, son compañeros de instituto y empiezan a salir juntos. (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante un extraño drama provinciano, basado en una exitosa obra de teatro de Thornton Wilder, en el que se narra principalmente la historia de dos familias de un pueblo de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, a principios del siglo XX. Los personajes crecen, se casan, viven y mueren, y en pocos años de margen, y un narrador externo a la narración (Frank Craven) nos presenta la acción y revolotea en torno a ella. Pese a la historia de amor entre los personajes de Martha Scott y William Holden, es una historia que se va deslizando de lo costumbrista a lo opresivo y de lo melancólico a lo terrorífico: más que una sinfonía de la vida, esto parece una fatalista sinfonía de la muerte, una marcha fúnebre en la que el inexorable paso de los años marcado por el narrador en su discurso suena a condena y a funeral. La fotografía en blanco y negro, en la que abundan las sombras y los claroscuros, acusa la influencia del cine expresionista alemán.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El sueño final de Emily, el personaje de Martha Scott, en el que ella cree estar muerta y ser un fantasma, es una pesadilla escalofriante donde las haya y un final fantasmagórico que permite clasificar a este film, si no en el cine de terror, sí al menos en el cine sobrenatural de la década de los años 40. Ahora bien, este sueño macabro es sólo un sueño, y un puente hacia una segunda oportunidad, pues Emily despierta a la vida. En cambio, en la obra de teatro, según IMDb, Emily sí fallecía al final. Se puede decir, por lo tanto, que Sam Wood rodó un final feliz, o, al menos, tranquilizador.