Aunque menos reconocido que por ejemplo Roberto Rossellini, Giuseppe De Santis es uno de los puntales del cine neorrealista italiano, uniendo el gusto por una aguda descripción social con una cierta tendencia hacia el melodrama. En este caso, De Santis parte de un hecho real, un accidente que hubo en Roma en 1951, para reconstruir el hecho libremente, centrándose en las vidas de varias mujeres que se vieron atrapadas en ese accidente, retratándolas en su medio social, y relacionándolas con los hombres que giran en torno a ellas.

Es un film bastante sólido, en el que lo anecdótico, los giros hacia la comedia, o lo costumbrista, no impiden una visión crítica de la sociedad de su tiempo, una sociedad y un tiempo en el que la pobreza y el desempleo son muy importantes. La desolación que provoca el desenlace final, muy abierto y al mismo tiempo muy cerrado, es por eso muy certera.

El cineasta italiano Elio Petri, entonces en los comienzos de su carrera, aparece en los créditos como ayudante de realización.