Llevar a la pantalla la historia que nos relata Jaume Cabré en su libro “Les veus del Pamano”, traducido a más de 16 idiomas diferentes, no era nada fácil, había que saber conjuntar las tres líneas argumentales que en ella se relatan, plasmar la miseria moral de unos, la cobardía personal de otros, así como las acciones heroicas de unos pocos, a través de la historia personal de un joven maestro de escuela Oriol Fontelles, que en los años cuarenta una vez terminada la contienda civil fue destinado a la vieja escuela de Torena, un pueblo de ficción de la Vall d’Àssua, en los Pirineos pallaresos, donde las luchas fratricidas arrasaron la zona con inusitada violencia tanto en la guerra como al terminar la misma.

Pero en toda historia que se precie, y eso es lo más interesante, siempre existen pequeños resortes, que cuando interactúan dan un giro inesperado. Cincuenta años más tarde todas las vivencias de Fontelles salen a la luz de una forma casual “una joven maestra y fotógrafa de la cercana población de Sort visita Torena, ya que van a enderrocar la vieja escuela y debe fotografiar sus instalaciones, y de forma inesperada encuentra detrás de la pizarra de una de las aulas el diario personal del joven maestro”, punto de inicio de todo el relato.

Correcto trabajo en la dirección de Lluís María Güell, cineasta especializado en series televisivas, excelente el guion de Xesc Barceló, con una buena labor de todos los actores y una magnífica fotografía especialmente de ese idílico enclave pirenaico sorteado por ese río que lo recorre.