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Voto de Benito Martínez del Baño:
10
Drama Juan Álvarez, un refugiado español en Canadá, zapatero, recoge en su casa a Manuel, un adolescente portugués de doce años, a quien enseña a leer, a hacer valer sus derechos y a quien habla de la guerra civil española. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2022
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El realizador audiovisual quebequés, François Labonté, comienza su carrera como editor asistente en el National Film Board (ONF) de Canadá. Después va a trabajar como asistente de dirección, y luego en producción hasta que llega a dirigir. Cuando llega el turno de “Manuel, el hijo prestado” (1989), el director realiza un efectivo, solvente y sorpendente ejercicio de maestría, atando unos cabos que nos retratan a muchos de nosotros. Un relato ambientado en Quebec que ilustra las relaciones entre un adolescente portugués con problemas y un viejo anarquista español.

La película narra la historia de Juan Álvarez (Francisco Rabal), un refugiado español en Canadá, zapatero, recoge en su casa junto a su mujer (Kim Yaroshevskaya) a Manuel (Nino Da Costa), un adolescente portugués de doce años, a quien enseña a leer, a hacer valer sus derechos y a quien habla de la guerra civil española

Rodada en coproducción entre Francia y Canadá, su duración solo abarca una hora y cuatro escasa de metraje. El guión es obra artesana de Gerald Wexler, autor entre otros títulos, de “El museo de Margaret” (1995), la fotografía a cargo de Karol Ike (Karol W. Joseph Ike-Duninowski, ignoto por estas latitudes nuestras. La banda sonora y música van de la mano del rosarino Osvaldo Montes, muy prolífico entonces en el cine de Quebec.

Esta producción supone todo un ejercicio de sencillez y sublimidad; la contraposición de generaciones muestra las vivencias, necesidades y carencias de cada uno; la ayuda que Juan presta a Manuel hace que se nos escape alguna lágrima por aquellos que ya no están. Todo está en la reciprocidad, en la escucha y en la práctica, en dejarse ayudar como hace Manuel. Es admirable cómo en Quebec, Paco Rabal menciona los tomates de la huerta murciana, la tierra que lo vio nacer allá por 1926.

Película con escasa distribución, pero recomendable y necesaria.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Benito Martínez del Baño
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