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España España · Bilbao
Voto de Farinhas:
8
Drama La noche del 2 de noviembre de 1975, el cineasta, escritor y polifacetico artista e intelectual italiano Pier Paolo Pasolini fue asesinado en Roma. Era el símbolo del arte revolucionario que lucha contra el poder. Sus escritos eran escandalosos; sus películas, perseguidas por los censores. Era tan amado como odiado. Ese día, Pasolini había pasado sus últimas horas con su madre y con sus amigos; por la noche se lanzó a la calle en busca ... [+]
22 de septiembre de 2014
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Pasolini sigue dando que hablar a día de hoy, por lo actuales que siguen siendo los temas que trataba en sus manifestaciones artísticas (prácticamente todas las imaginables), de ahí que siga siendo necesario el homenaje y el elogio a su carrera, como transgresor y visionario.

El filme de Ferrara, toma el testigo que comenzó Marco Tullio Giordana en su “Pasolini, delito italiano”, pero con dos diferencias básicas, pues, por un lado, elimina el tono documental de la anterior y, por otro, se centra en la parte más humana y personal del artista en las horas antes de su fatal asesinato.

La aproximación a la figura de Pasolini se hace con mucho respeto, intercalando ciertos escritos postreros del autor como parte de la trama, lo cual rebaja la tensión del fatal desenlace y nos une con la faceta más creativa del protagonista.

En todo momento se respira la situación que se vivía, en 1975, en el mundo, en general, y en Italia, en particular; época de censura (prueba de ello es Saló), de inusitada violencia, donde se sucedían atentados continuamente y de todos los tintes, con la guerra de Vietnam recién “acabada”, con la muerte en tiroteo de Cagol, mujer de Curcio militante de las Brigadas Rojas, el asesinato de Campanile de Lutta Continua, la detención de neo-fascistas como Maio Tuti, las masacres de la incipiente extrema derecha…

Así, con un gran proceso de documentación previo, se dignifica la memoria del maravilloso autor de títulos como “Accattone” y “Mamma Roma”. El director, con la ayuda de un sensible y contenido Dafoe, nos muestra a Pasolini tal y como era para que seamos nosotros los que saquemos las conclusiones. Gracias a Abel Ferrara estamos presentes en la última entrevista concedida por Pasolini, ante Furio Colombo, periodista de L’Unitá, amamos a su madre, cenamos con Ninneto Davoli, flirteamos con Pelosi y sentimos cada golpe hasta morir en una desierta playa de Ostia.

Por lo tanto, se conjugan varios elementos que hacen que la película sea merecedora del apelativo de pequeña joya, como son la ambientación de los 70, la fotografía suave y delicada, incluso tenue, el trabajado guión, la credibilidad de Willen Dafoe y del resto de los actores y la seriedad con la que se toma un suceso nefasto, huyendo de sensacionalismos, rehusando de ser un biopic al uso (de exaltación absoluta del protagonista), alejándose de la mitificación, o mistificación, a pesar de la naturaleza mítica de éste.

Ahí reside la grandeza de la película y por eso es tan necesaria, debido a que emociona, independientemente del nivel de conocimiento que se tenga sobre Pasolini, porque la muerte de un poeta la sufre la humanidad, pues, como dijo Moravia en su funeral “ante todo hemos perdido a un poeta”.
Farinhas
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