CRÍTICA
Con una cámara turbulenta de metraje encontrado, no se lograría lo que este film consigue: un acercamiento intensivo, profundo de nuestra mirada a la experiencia del protagonista, quien necesitó de cámaras meticulosas, cuasi estables que dieran cuenta de sus cambios progresivos. ¿Cuál sería, entonces, la originalidad de esta película, si bien el proceso de su mutación nos recuerdan escenas anteriores de El exorcista (1973), El exorcismo de Emily Rose (2005), Posición Infernal (1981 y 2013), Estigma (1999), The Possession (El origen del mal) (2012), El último exorcismo (2010), sólo para nombrar algunas? Sucesos inusuales, movimientos involuntarios, convulsiones monstruosas, voces ajenas, sólo emergen en cine y da esa cuota de horror bajo un hilo conductor original que, en este caso con The Possession of Michael King (2014), es la voluntad del personaje principal, cuyo motivo no es el simple documento y cuya evolución va a la seguidilla de un guión bien estructurado, diálogos y monólogos misteriosamente fundamentados, una película marcadamente simbólica que vence el escepticismo científico por un camino de espejismos e intransitable.

Una película bien lograda con un tema ya explotado en el cine sólo el talento puede hacérnosla llegar provocándonos cada vez más terror, una búsqueda y una intensión que está más allá de nuestro territorio.