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España España · Granada
Voto de Ledjo:
8
Drama Eddie Felson (Newman) es un joven arrogante y amoral que frecuenta con éxito las salas de billar. Decidido a ser proclamado el mejor, busca al Gordo de Minnesota (Gleason), un legendario campeón de billar. Cuando, por fin, consigue enfrentarse con él, su falta de seguridad le hace fracasar. El amor de una solitaria mujer (Laurie) podría ayudarlo a abandonar esa clase de vida, pero Eddie no descansará hasta vencer al campeón sin ... [+]
20 de agosto de 2006
42 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca pensé que un director tan desconocido para mi como Robert Rossen pudiera sorprenderme con una película tan digna como ésta. El drama se hace cada vez más denso en una cinta que bebe de lo mejor del cine de Elia Kazan (concretamente me recuerda mucho a "La ley del silencio" en su estética), quedando una de las mejores estampas del cine social de finales de los cincuenta y principios de los sesenta; en el que el cine americano descubrió (gracias a la sangría llamada McCarthy) que el sueño de su país distaba mucho de ser lo que aparentaba. Sin duda muchas figuras salieron mal paradas de aquellos fatídicos días, pero los guiones, la temática y la visión del cine comenzaron a cambiar.

En este contexto se encuadra esta película. Sin duda una dirección muy conseguida unida a una gran fotografía hacen de su visionado una sesión memorable. Pero lo más fascinante resulta ser la actuación de un impagable Paul Newman en un absoluto estado de gracia que llena la pantalla con una solvencia total, sin necesidad de apoyos. Además se ve acompañado por un Scott profesional y dignísimo como siempre (una gloria muy poco reclamada a mi gusto). Las escenas de billar son magistrales, con algunos golpes inauditos, al menos para un profano como yo, y están grabadas con un finura exquisita.

Así queda una película amarga pero perfectamente contada que rezuma emoción en cada plano. El fracaso de un sueño ahogado en la exigencia de una moral estúpida, la de la competencia a todo coste. El drama del juego servido con estilo y buena factura.
No sabrán si irse directamente a la sala de billar más próxima o no volver a pisar una.
Ledjo
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