Esta película nos presenta una historia basada en un hecho real y desde un punto de vista muy realista, pues como en la realidad el punto de mira está en que quien presuntamente ha cometido el abuso se trata de librar y para mucha gente tiene esta persona más credibilidad que la víctima, por desgracia.
Este enfoque es el mismo que en algunos casos de abusos sexuales ocurridos en el mundo real, lo que da más miedo es el enfoque que la propia sociedad da a estas historias a la hora de juzgar los hechos. Por desgracia, suele sufrir mucho más la víctima pues se suele estigmatizar a la víctima e incluso en algunos casos se la culpabiliza injustamente de lo que ha sufrido provocando en la persona más sufrimiento.

El ritmo del metraje se siente natural, los diálogos entran dentro de lo razonable y las interpretaciones están bien aunque la película se quede en lo superficial del tratamiento de esta clase de historias. Pero al menos podemos ver reflejada parte del enfoque real de estos casos y podemos intrigarnos por conocer si es inocente o culpable el presunto autor de los abusos.

¿La recomiendo?
Hay muchas películas mejores que ver, pero si la echan por la tele y te da hasta pereza cambiar el canal no es un mal destino, de hecho la vi porque la echaron por la noche y estaba cómodo en el sofá y no por sentir especial interés en la película pues no la conocía previamente ni había oído hablar de ella.
Pasará sin pena ni gloria por delante de tus ojos, pero para pasar sin pena ya hay que haber cumplido unos mínimos cualitativos.