Una aburrida e insatisfecha ama de casa (Michelle Williams), casada y con un hijo, mientras está haciendo el amor en la casa de un apuesto y encantador periodista (Ewan McGregor), que acaba de conocer en un bar, situada en un lujoso edificio enfrente del humilde bloque de viviendas donde ella vive, aprovechando que su marido y el hijo han acudido al campo del Chelsea a ver un Chelsea-Arsenal, oyen a través de la retransmisión de dicho partido por la televisión que tienen encendida de fondo, que se acaba de producir un atentado terrorista en dicho estadio, alcanzando a ver antes de que la transmisión en directo se corte, como algunos jugadores caen alcanzados por la explosión.
A partir de aquí se abren varias subtramas, por una parte el periodista investigando el atentado, (1023 victimas), por otra el consabido agente del gobierno atraído por la viuda (marido e hijo muertos por la explosión), y que parece ser que sabe más de lo aparenta sobre el atentado y finalmente la reacción emocional de la viuda ante la tragedia que acaba de sufrir.
Dirigida por Sharon Maguire (El diario de Bridget Jones), nos encontramos ante una buena premisa que abarca más de lo que puede apretar (pobre producción y guion limitadillo), en la que aunque en varias ocasiones parece que va a arrancar como el magnífico thriller que apunta, no acaba de hacerlo y se decanta por el sufrimiento de la viuda en cuestión, quedándose en un inconcluso batiburrillo que no lleva a ningún lado.
Michelle Williams esta inmensa y Ewan McGregor cumple de florero al servicio de la anterior.