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España España · madrid
Voto de tiznao:
5
Thriller Clahan es un sacerdote protestante que dirige a un grupo de fanáticos de la supremacía blanca. Un día, durante un sermón, es asesinado por un extremista de izquierdas. Su inconsolable viuda, dispuesta a vengarse, busca la ayuda de dos fanáticos, que secuestran y torturan a un hombre al que creen culpable. (FILMAFFINITY)
1 de junio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca mostrándonos el interior de una iglesia de algún pueblo sureño durante un incendiario sermón del Reverendo Kalahan (Brian Cox) a un grupo de tipos con pinta de fanáticos religiosos (sección nación aria), viendo como uno de los feligreses con pinta de psicópata ario sale de la iglesia con gesto decidido y una escopeta bajo el abrigo y detiene un autobús escolar, para a continuación saltar la acción a Nueva York y presentarnos a Ethan Belfrage (Cary Elwes), un fotógrafo de prensa, a su mujer de la que está separado y mantiene con ella una buena relación y a su hija pequeña.

El simpático y cool Ethan va y viene con su perro por las calles de Nueva York, saluda amigablemente a vecinos y conocidos, y tiene problemas para pagar la renta del apartamento; eso es todo lo que sabemos de su vida cuando es asaltado en su casa por un tipo con el cuello tatuado con simbología nazi (Frank Whaley imitando a Gary Oldman) y un joven redneck (Matt Dallas) que parece obedecer al primero, le atan, y le torturan ya con la presencia de la tercera atacante en discordia (Andie MacDowell) para hacerle confesar un crimen del pasado en el que el Reverendo Kalahan fue asesinado y su esposa, que resulta ser la pelín arrugada y renqueante Andie MacDowell desmejorada por las quemaduras en tercer grado sufridas en el asesinato de su marido, Ethan niega saber nada del asunto, los atacantes no le creen (olvide mencionar que los asesinos iban encapuchados) y siguen torturándole mientras de esos parlamentos vamos conociendo como acabo la historia del de la escopeta y el autobús escolar y apuntes del pasado de todos ellos.

Con estos ingredientes y la forma en que Jonathan Mossek (guión y opera prima) los cocina, la cosa no es que despierte mucho interés mas allá de lo que lo haría una tv movie de sobremesa, la película se deja ver sin entusiasmo más que nada por ver como se confirma lo previsible de ese presunto suspense sobre la realidad de los hechos por lo que están todos reunidos en ese apartamento, ya que los personajes poseen cero intensidad dramática, y como película de venganzas con ingredientes racistas y levemente religiosos, resulta plana y plagada de incoherentes socavones de guión en la verosimilitud de las situaciones planteadas, pese a lo cual y vista como la modesta función en aspectos técnicos e historia que es, el hecho de volver a encontrar en pantalla a Andie MacDowell y a Cary Elwes hecho un chaval (Brian Cox tan solo sale unos segundos en pantalla) a sus casi 50 berejes, la hacen ganarse el calificativo de pasable función.
tiznao
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