Siempre que me encuentro con una road movie que me cuenta la historia de una extranjera viajando en compañía de lugareños por otras tierras que no son las suyas, a priori las considero interesantes (mas si el extranjero resulta ser una española y la tierra extraña pertenece a algún país allende los mares), en base a lo atrayente que pueda resultar la trama, (española que lleva las cenizas de su madre muerta a una apartada localidad chilena y viaja acompañada de una chilena a a la que conoce en el autocar), lo interesante que suele ser la descripción de las gentes y la visión de los lugares que van encontrándose durante el recorrido
Pues bien, en este caso ni los implicados en la función, (con su travesti chileno y todo, imagino que para darle el toque de vanguardia), ni el interés que despiertan sus peripecias (cómico, costumbrista o dramático), ni la descripción de los paisajes (dos o tres estampas turísticas y un poquito del desértico paisaje, regularmente fotografiado), logran atraparme en ningún momento, resultándome aburrida y sin ningún interés.
Prescindible.