Aunque la producción (Antena 3 y la televisión catalana, entre otras) y el director (menuda filmografía lleva el amigo) fueran más que sospechosos y el aroma a castañazo se huela a la legua, teniendo en cuenta que estamos hablando de una historia de niña rarita e inquietantes amigos imaginarios (sinopsis) y que al frente del reparto está la fiable Catherine McCormack, el inclasificable Jordi Molla y una Silvia Tortosa que lo mismo vale para un roto que para un descosido, la cruda realidad es que eso es precisamente lo que es, un soberbio y aburrido castañazo incluso como película de sobremesa, no digamos como thriller psicológico o película de terror (gente poniendo caras y música piojosa es todo lo que tiene de terror).
Catherine McCormack poniendo cara de estreñida toda la película, Jordi Molla dando vergüenza ajena como el marido, Silvia Tortosa que no se sabe si va o si viene en el papel de madre y suegra de la parejita y una niña repelente (ideal para anuncios de champú) que se supone debe inquietar, todos ellos muy en plan clase media alta de profesiones liberales (y muy pulcros, faltaría más).