Efectivamente, no estamos ante una película que pasara a ser recordada, al hacer una hipotética lista, con el topkapi, (referencia cinematográfica empleada por Banderas en la película, en una conversación con Freeman, para referirse a este tipo de robos), como leiv motiv, ni será pasto de ningún medianamente sesudo coloquio, entre otras cosas, porque no creo que esa haya sido en absoluto su aspiración, (así, a vuela pluma, que yo recuerde desde la poderosa The score-2001, de Frank Oz, ninguna de las estrenadas de este género, han sido mejores que esta que nos ocupa).
Nos encontramos ante una entretenida, y a ratos divertida película, con alguna que otra escena de acción, (Banderas trepando al techo del metro neoyorquino, mientras este circula a toda pastilla, siendo a su vez vilmente tiroteado por los unos policías que pasaban por allí, tras sorprenderle en plena sirla suburbana), hecha a mayor gloria de nuestro Antonio Banderas, con un argumento mil veces visto, (preparativos y ejecución del robo de unas valiosas piezas, en este caso unos valiosísimos huevos imperiales de Fabergé), pero resultona, y que da justamente lo que ofrece, un lozano y simpático Banderas, (aquí vendrían bien unas notas de guitarra española) , poniendo otra pica en Hollywood, con una producción más o menos lujosilla, Morgan Freeman y Robert Foster acompañando la función, además de una guapísima y despampanante Radha Mitchell luciendo palmito y mirando con ojos de carnero degollado al ínclito Antonio, antes, durante y después de sus correspondientes coitos.