Producción canadiense de bajo presupuesto, rodada en 23 días y que ha tenido un recorrido más que aceptable en los diversos festivales de género en los que se ha exhibido, la acción transcurre prácticamente en su totalidad, en los túneles del metro, donde unos tipos vestidos de juventudes hitlerianas y unos cuantos colgados mas, pertenecientes a una secta apocalíptica, tras recibir todos al mismo tiempo un mensaje en el busca, de su líder, al que se refieren como reverendo, (un tipo con look de vendedor de coches de segunda mano), se ponen en marcha y equipados con un crucifijo estoque, se dedican a apuñalar febrilmente a todo el que pillan en su camino, con la intención divina de salvarlos y darles la vida eterna. Los que consiguen escapar al primer raid, se organizan para plantarlos cara y empieza el consabido lio del montepío. Las escenas de sangre, (martillazos, hachazos y apuñalamientos varios), están rodadas con buen pulso y sin escatimar hemoglobina, no es que sea una joya, pero se nota que los responsables se lo han tomado con seriedad, logrando crear una atmósfera inquietante. La idea de unos fanáticos religiosos, que cambiando la palabra por el estoque, le pone fecha al fin del mundo, me parece inquietante y cojonuda, y la manera de contárnoslo aquí, está bastante conseguida. Los actores y la banda sonora, más que aceptables. Habrá que estar atentos al tal Maurice Devereaux.