La vida del feliz matrimonio del doctor Craig Landry y su mujer Elise (Jesse Metcalfe y Erika Christensen) salta en mil pedazos por el secuestro de su único hijo (un pequeño de unos 6 años) en un descuido del padre y posterior abuso y asesinato a manos de un pederasta (Bill Moseley) que es detenido con el cadáver del niño en su casa.

Psicópata viendo su condena reducida a 25 años (en 10 podría estar en la calle) como pago a su colaboración en la identificación de los abundantes restos humanos hallados en su jardín, y los Landry tras dramáticas discrepancias en cómo enfocar el asunto (ella quiere verlo muerto a toda costa, y el intenta hacerla razonar que eso va a destruirles la vida y no va a resucitar al niño), primero poniéndose de acuerdo en ejecutar una cruel venganza, luego tras una sucinta e imaginativa planificación, haciéndose con el pederasta en un accidentado secuestro cuando era trasladado en un furgón policial, y finalmente con el psicópata a su merced en el sótano de una apartada casa deshabitada (su propietario había muerto hace 1 año) torturado concienzuda y científicamente debido a los conocimientos farmacéuticos del doctor.

Aunque el estar producida por "Twisted Pictures" (los de la saga "Saw") haga temer otro festival de torturas, mutilaciones, y demás (ya empiezan a aburrir y oler tanta producción con tramas que sirven de pretexto para raciones de "torture porn"), y aunque haber escenas gore, haylas, la cosa va mas de película de venganzas al estilo "Hard Candy", o "Family", aquel episodio de "Masters of Horror" dirigido por John Landis (no he visto una producción alemana que pinta similar llamada "7 días 2010"), lo cual hace de la función algo pasable en esos giros de guión (siempre y cuando no te la cojas con papel de fumar en cuanto a verosimilitud de la trama), e interesante por aquello de ver al blandito Jesse Metcalfe intentando colar un personaje que en sus manos chirría bastante, y volver a encontrar a la guapa Erika Christensen desarrollando un papel que la sienta hasta bien (aunque ambos anden justitos en la intensidad dramática imprimida a sus personajes), y a ese artesano de batalla llamado Robert Lieberman (responsable - entre otras - de la interesante "Fuego en el cielo 1993") en la dirección.