Por una parte tenemos a la pareja compuesta por Paul y Karen (Cameron Mitchell y Diane Ladd), un arquitecto y una decoradora de interiores embarazada, cuyo nido de amor está situado en un villorrio (rodada en un pueblo de Arizona) y están pensando en casarse, por otro lado tenemos a una banda de mastuerzos moteros que van pintando la mona de pueblo en pueblo, cuyo líder es Weston (Bruce Dern) y entre sus secuaces cuenta con Bunny (Jack Nicholson) y Randolph (Harry Dean Stanton).
Al entrar armando bronca en el pueblo, el líder de los moteros reconoce al arquitecto en plena calle como un antiguo colega de universidad (cuanto menos chocante, dada la edad de uno y otro), se saludan, se preguntan qué tal les va la vida y se despiden amistosamente cada uno por su lado, el arquitecto en busca de su pareja y el motero al bar del pueblo a montar bronca (de esa pueril, entrando con las motos en el bar, vacilando con los parroquianos y bailando encima de la barra).
Al ser expulsados por el sheriff del pueblo se van a hacer el idiota a una playa (rodada en Malibu) donde también han ido a parar Paul y Karen, que se encuentran parados en el interior del coche hablando de su futuro y a partir de aquí ya tenemos montado el lio, con los moteros pasando de su jefe que debido a la amistad de la universidad con Paul trata de defenderlos y sus muchachos agrediendo al arquitecto y tratando de beneficiarse a Diane Ladd (realmente es clavadita a Laura Dern, la hija que tuvo con Bruce Dern, del que por cierto llevaba un año separada cuando rodaron esta película), llegado a este punto solo añadir que estamos ante una mala película rodada con 4 duros (no hay venganzas ni nada que se le parezca) primera y única incursión en la dirección de Martin B. Cohen (guionista de “Humanoides del abismo 1980” entre otras), cuyo único aliciente para echarla un vistazo es ver a un joven Jack Nicholson haciendo de malote, a Harry Dean Stanton luciendo como un payaso, a una guapísima Diana Ladd, al luego protagonista de “El gran chaparral”, Cameron Mitchell, sin pena ni gloria y eso si, a Bruce Dern haciendo lo que puede con tan imbécil y poco lustroso personaje.