El villano principal corre a cargo del siempre eficiente Donald Sutherland, pero su rol no está lo que se dice aprovechado, ya que siempre que sale parece asustado o confuso y, desde luego, su plan final no tiene mucho sentido. ¿Cómo narices espera el Jefe de Gabinete hacerse con la presidencia? En la vida real tendría que matar al presidente, al vicepresidente, al secretario de Estado, a todos los ministros, a los presidentes de congreso y senado y así hasta casi medio centenar de personas. Es que de hecho ni siquiera figura en la línea "sucesoria".

El tipo que hace de asesino se merece un capítulo aparte. Este personaje sobrepasa con creces el límite de la credibilidad y se convierte en una especie de Terminator de segunda, que va de un lado a otro repartiendo empujones y tortazos por doquier, incluso cogiendo la moto para entrar en el metro o en le ascensor si la persecución lo requiere... todo ello sin perder la cara de palo y, lo más flipante, que a pesar de sus exagerados métodos nunca se encuentra con un policía. Su plan del avioncito ametrallador es imaginativo, pero bastante risible. Y ya cuando hace el último intento por cargarse al presidente no puedes evitar descojonarte. Al menos se confirma la teoría de que en realidad es un robot, pues ningún asesino profesional, con dos dedos de frente llevaría a cabo tamaña acción suicida para cumplir un encargado que ha fracasado a todas luces.