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5,8
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Drama
El proyecto de un director de teatro desarrolla vida propia cuando su joven actriz se toma su actuación demasiado en serio. (FILMAFFINITY)
23 de noviembre de 2018
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una adolescente, con problemas permanentes con su madre, acude a clases de teatro para intentar evadirse y poder conocer otro tipo de gente. La profesora se sorprenderá de lo en serio que se toma la interpretación…
Aprovechando la visita a Gijón, me adentré por segundo día consecutivo en su Festival de Cine y, en esta ocasión, tocaba ver en el Teatro Jovellanos una película de la actriz y cineasta estadounidense Josephine Decker. Una cinta experimental y teatralizada a más no poder, que más parece una performance de hora y media que un largometraje al uso. El film es chillón, histriónico y en bastantes momentos, sobre todo al principio, pone de los nervios al espectador más cabal por sus continuos descuadres y desenfoques cámara en mano. Más parece el trabajo mensual de un alumno y aspirante a director que una película profesional. Hay mil formas de contar la falta de comunicación, los traumas, miedos y enfermedades mentales de una persona (y sus ascendientes) pero ninguna era esta. Y sí, la joven debutante Helena Howard pone toda la carne en el asador y hace una actuación tan convincente como dramática, pero es tal el desasosiego y la sensación al salir del cine de que una excavadora acaba de hacer un tremendo agujero en tu cabeza, que ya nada importa y solo deseas un buen jarro de agua fría en la cara para espabilar y que tu orden sensorial recobre la ansiada calma. Hasta acabas odiando a los pobres gatos, que no tienen culpa de nada los pobres…
Sacapuntas de oro: Su imponente fotografía y la axfisiante interpretación de la protagonista. Esos cinco minutos, en los que a su forma, explica todo delante de los presentes.
Sacapuntas de madera: Que ningún Festival de Cine merece este tipo de películas tan inclasificables y ni mucho menos que se cobre por ellas. No haber abandonado la sala de cine y aguantar hasta el final.
Nota: 1 Sacapuntas.
Aprovechando la visita a Gijón, me adentré por segundo día consecutivo en su Festival de Cine y, en esta ocasión, tocaba ver en el Teatro Jovellanos una película de la actriz y cineasta estadounidense Josephine Decker. Una cinta experimental y teatralizada a más no poder, que más parece una performance de hora y media que un largometraje al uso. El film es chillón, histriónico y en bastantes momentos, sobre todo al principio, pone de los nervios al espectador más cabal por sus continuos descuadres y desenfoques cámara en mano. Más parece el trabajo mensual de un alumno y aspirante a director que una película profesional. Hay mil formas de contar la falta de comunicación, los traumas, miedos y enfermedades mentales de una persona (y sus ascendientes) pero ninguna era esta. Y sí, la joven debutante Helena Howard pone toda la carne en el asador y hace una actuación tan convincente como dramática, pero es tal el desasosiego y la sensación al salir del cine de que una excavadora acaba de hacer un tremendo agujero en tu cabeza, que ya nada importa y solo deseas un buen jarro de agua fría en la cara para espabilar y que tu orden sensorial recobre la ansiada calma. Hasta acabas odiando a los pobres gatos, que no tienen culpa de nada los pobres…
Sacapuntas de oro: Su imponente fotografía y la axfisiante interpretación de la protagonista. Esos cinco minutos, en los que a su forma, explica todo delante de los presentes.
Sacapuntas de madera: Que ningún Festival de Cine merece este tipo de películas tan inclasificables y ni mucho menos que se cobre por ellas. No haber abandonado la sala de cine y aguantar hasta el final.
Nota: 1 Sacapuntas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Más críticas de películas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.