Mi última crítica del año en el último día del año, y con una película que encaja bastante bien con el día de hoy, con sus fiestas y...sus consecuencias. Tras el reciente fallecimiento de Blake Edwards (15/12/2010) me puse a ver una de sus mejores obras, al menos en teoría. El resultado ha sido de sentimientos mezclados. Por un lado es una película que no llega a la altura de su obra maestra "Días de vino y rosas", ni por asomo, aunque resulta un producto de una calidad buena, que se salva gracias al ingenio de Sellers y su nulo miedo a hacer el ridículo ante la cámara. La película comienza su declive a la mitad del metraje, pero poco a poco uno se va dando cuenta que la película no busca tomarse en serio a sí misma en ningún momento, va a la risa sin considerar el precio. Yo la recomiendo para aquel que quiera echarse unas risas, ya que refleja de forma cómica las fiestas y a ese tipo tan singular que nadie sabe de dónde sale pero que intenta hablar con todos.