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Voto de Sitodine:
8
7,9
144.446
Animación. Aventuras. Comedia. Infantil
Carl Fredricksen es un viudo vendedor de globos de 78 años que, finalmente, consigue llevar a cabo el sueño de su vida: enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero ya estando en el aire y sin posibilidad de retornar Carl descubre que viaja acompañado de Russell, un explorador que tiene ocho años y un optimismo a prueba de bomba. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salvo crueles excepciones, cumplir un sueño es una tarea ardua que implica sacrificios. Cuando hacemos de ello un objetivo firme en nuestra vida, su no consecución implica frustración, más aún cuando observamos la aparente inutilidad de los esfuerzos que realizamos.
La vida prosigue, y el sueño se nos escapa, pero… ¿Qué hay del camino recorrido?
Desde que emprendemos la senda hacia nuestros propósitos, no hacemos sino aprender, nos encontramos con personas nuevas y moldeamos objetivos nuevos. Y aún así, seguimos sin olvidar nuestra meta principal: Nuestro sueño.
No es extraño que dicho anhelo nunca llegue, pues el ser humano sueña a lo grande y se pierde en ambiciones vacuas. A veces uno consigue lo que quiere y a veces no, pero ocurra lo que ocurra, al final el individuo suele descubrir que ha disfrutado más recorriendo el sendero, un interesante hallazgo que nos sobreviene al hacer balance de nuestra vida, generalmente, cuando esta se aproxima a su ocaso.
Algo así le ocurre a nuestro amigo Carl Fredricksen en la película Up. Para contar esta pequeña historia, los colegas de Pixar no han necesitado más de 5 minutos de largometraje acompañados de ningún diálogo. Sólo por este tipo de detalles la película merece todos los premios y reconocimientos que ahora ostenta.
La vida prosigue, y el sueño se nos escapa, pero… ¿Qué hay del camino recorrido?
Desde que emprendemos la senda hacia nuestros propósitos, no hacemos sino aprender, nos encontramos con personas nuevas y moldeamos objetivos nuevos. Y aún así, seguimos sin olvidar nuestra meta principal: Nuestro sueño.
No es extraño que dicho anhelo nunca llegue, pues el ser humano sueña a lo grande y se pierde en ambiciones vacuas. A veces uno consigue lo que quiere y a veces no, pero ocurra lo que ocurra, al final el individuo suele descubrir que ha disfrutado más recorriendo el sendero, un interesante hallazgo que nos sobreviene al hacer balance de nuestra vida, generalmente, cuando esta se aproxima a su ocaso.
Algo así le ocurre a nuestro amigo Carl Fredricksen en la película Up. Para contar esta pequeña historia, los colegas de Pixar no han necesitado más de 5 minutos de largometraje acompañados de ningún diálogo. Sólo por este tipo de detalles la película merece todos los premios y reconocimientos que ahora ostenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En la película observamos como Carl y Ellie van llenando de monedas un tarro de cristal con la esperanza de, algún día, reunir el dinero necesario para cumplir un sueño. Sin embargo, diversos percances les obligan a romper el frasco en varias ocasiones y hacer uso del dinero, sacrificando así sus ahorros. De esta manera transcurre el tiempo, llenando y rompiendo el frasco, hasta que vemos a nuestra parejita convertida en dos ancianitos que aún no han conseguido su propósito.
Evidentemente no logran cumplir su sueño, pero asistimos a una importante revelación. La aventura que se propusieron en un principio es ínfima en comparación con la que han recorrido mientras llenaban y rompían el frasco de cristal. A partir de pequeñas vivencias han construido algo grande, algo en lo que no habían reparado: Toda una vida juntos.
Las ambiciones son una herramienta de la naturaleza humana, inconsciente pero efectiva, que existe para impulsarnos a seguir hacia delante, para que el ser humano no se ahogue en la inmensidad del universo, y cuyo objetivo no es empujarnos a conseguir un fin, sino hacernos vivir. En nuestra mano está elegir entre la obsesión de vencer o disfrutar del recorrido, de las cosas cotidianas y de nuestras pequeñas conquistas. Ambas opciones valen, pero la primera juega en desventaja. Una vez conseguido el objetivo éste podría defraudarnos, y el desengaño podría ser terrible. La segunda opción abre todo un abanico de posibilidades, no descarta la posibilidad de conseguir la meta y nos ofrece un pequeño guiño al Carpe Diem, sin perder de vista el futuro. En definitiva, nos hace más felices, y con el tiempo nos lleva a comprender cosas como que una casa es sólo eso; una casa.
Hay prioridades insalvables, cosas que se deben hacer sí o sí. Pero en este contexto uno tiene que intentar hacer lo que le gusta, y disfrutar de ello. No se ha de rechazar el reconocimiento, pero tampoco afligirnos si no llega. La adaptación debe ser continua y lo que extingue ha de ser reemplazado con decisión. Siempre hay nuevas aventuras.
Up” es un peliculón, no me cansaré de decirlo.
Evidentemente no logran cumplir su sueño, pero asistimos a una importante revelación. La aventura que se propusieron en un principio es ínfima en comparación con la que han recorrido mientras llenaban y rompían el frasco de cristal. A partir de pequeñas vivencias han construido algo grande, algo en lo que no habían reparado: Toda una vida juntos.
Las ambiciones son una herramienta de la naturaleza humana, inconsciente pero efectiva, que existe para impulsarnos a seguir hacia delante, para que el ser humano no se ahogue en la inmensidad del universo, y cuyo objetivo no es empujarnos a conseguir un fin, sino hacernos vivir. En nuestra mano está elegir entre la obsesión de vencer o disfrutar del recorrido, de las cosas cotidianas y de nuestras pequeñas conquistas. Ambas opciones valen, pero la primera juega en desventaja. Una vez conseguido el objetivo éste podría defraudarnos, y el desengaño podría ser terrible. La segunda opción abre todo un abanico de posibilidades, no descarta la posibilidad de conseguir la meta y nos ofrece un pequeño guiño al Carpe Diem, sin perder de vista el futuro. En definitiva, nos hace más felices, y con el tiempo nos lleva a comprender cosas como que una casa es sólo eso; una casa.
Hay prioridades insalvables, cosas que se deben hacer sí o sí. Pero en este contexto uno tiene que intentar hacer lo que le gusta, y disfrutar de ello. No se ha de rechazar el reconocimiento, pero tampoco afligirnos si no llega. La adaptación debe ser continua y lo que extingue ha de ser reemplazado con decisión. Siempre hay nuevas aventuras.
Up” es un peliculón, no me cansaré de decirlo.