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España España · Londres
Voto de Sitodine:
7
Thriller. Drama Desde que su mujer sufrió quemaduras en todo el cuerpo a raíz de un accidente de coche, el doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, ha dedicado años de estudio y experimentación a la elaboración de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla; se trata de una piel sensible a las caricias, pero que funciona como una auténtica coraza contra toda clase de agresiones, tanto externas como internas. Para poner en práctica este ... [+]
4 de septiembre de 2011
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
La piel que habito se ha vendido como un cambio de registro del director Pedro Almodóvar. Yo diría más bien que estamos ante un proyecto arriesgado, particularmente grotesco y con giros narrativos, cuanto menos, delicados. Pero sigue siendo marca Almodóvar de toda la vida. Como debe ser por cierto. El hecho de que la película sea un thriller psicológico no nos exime de las jocosidades a las que el manchego nos tiene acostumbrados (ahí queda el tigretón interpretado por Roberto Álamo). Sin embargo, también es cierto que la película se muestra comedida en ese aspecto, mucho más de lo habitual, mostrándonos un elenco de personajes fríos e insensibles, con un Antonio Banderas contenido y una Elena Anaya pasiva. Una caracterización sin duda proyectada que viene a configurar parte de la atmósfera de inquietud y horror que se quiere transmitir. No faltan los momentos traumáticos y de tensión, en ocasiones haciendo equilibrio sobre ese punto delicado de inflexión donde el terror puede volverse comedia, algo que, con premeditación o sin ella, acaba adoleciendo un poco el efecto de impresión de algunos pasajes.

El trabajo interpretativo de los dos protagonistas es fantástico. Antonio Banderas cumple a la perfección con las exigencias de su papel. La frialdad e inexpresividad de su personaje no es un defecto de actuación; Es su actuación. Su doctor Robert Ledgard suscita temor y compasión por partes iguales, contagiando la incertidumbre necesaria para que los giros argumentales funcionen. Elena Anaya, de igual modo, hace un gran trabajo, particularmente entregada en uno de los papeles más trascendentales de su carrera.

A pesar de que la película está basada en una novela de Thierry Jonquet, y de haber admitido Almodóvar influencias de "Los ojos sin rostro" (1960) de Georges Franju, debo reconocer que la primera obra de referencia que me vino a la cabeza fue Frankenstein de Mary Shelley. La piel que habito no deja de ser la historia de un perturbado cirujano que, con la venganza como motivación, crea su propio monstruo. Una obra que coquetea con el terror y la ciencia ficción, utilizando lo delirante y bizarro como vehículo para hablarnos de identidad y suplantación. Todo desfila con agilidad sobre una estética y decorado al servicio de la historia. La excelente banda sonora de Alberto Iglesias hace lo propio, acentuando momentos sobrecogedores y memorables, como el de Vera aspirando frenéticamente los pedazos de vestido rotos.

No gustará a todos. Muchos aspectos no acaban de convencer. Sin embargo, y sin ser un gran amante del cine de Almodóvar, aplaudo la interesante propuesta y el afán del director por explorar nuevos terrenos que, no obstante, mantienen su identidad. Y espero que así siga siendo. Pues la identidad es distinción, y eso, para bien o para mal, es autenticidad.
Sitodine
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