Los hombres convertidos a escoria en boca de una mujer que se autodenomina "lesbiana machorra" y que pasará a la historia como un icono por dos cosas, intentó asesinar a Warhol y por ello consiguió publicar su manifiesto feminista. Ella es Valerie Solanas y también pasó por la Factory, escondrijo de artistas varios.

Pero esto se encuentra dentro de una película, donde conviven la acertada interpretación por parte de Lili Taylor con la olvidable situación de todos los hechos que descontrolaron el fuero interno de esta mujer.


Una artista que vive del aire y la caridad de todo aquel que se cruza en su camino tiene una estrella luminosa unida a su amplia ropa que destella a Warhol y la recluta como una más en su reino de creatividad y color entre otras muchas personas con una estrella unida a su cuerpo. El olvido entre tanta luminosidad es lo único que puede ocurrir, y lo que da sentido a la película.

El desinterés fluye por este descafeinado biopic en el que las firmes convicciones de Valerie la destruyen y de paso ahuyentan a quien ve la película, porque todos los esfuerzos recaen en su caracterización olvidando que un entorno mal trazado obliga a esperar el final anunciado.

La estrella se va apagando, cada versión de Warhol que conozco es distinta y peor que la anterior, sólo su corte de pelo y su estrecha relación con su madre se mantiene como factor común en todas las películas. Esto convierte un esporádico paso de su personaje y su gente por "Midnight Cowboy" como su mejor visión en cámaras ajenas.