Las amistades peligrosas, el remake, llevado a la pantalla con Deneuve y un reparto nada conocido, es una interesante propuesta que no supera en estética a la primera versión pero que plasma las cosas más claras y resulta en parte, una versión un tanto más eficiente.

La versión con Glenn Close y Malkovich resultaba estéticamente muy buena, pero su sentido narrativo era bastante impreciso y prestaba atención en detalles innecesarios para mostrar el principal aspecto de la película, la manipulación psicológica y la destrucción que crean estas personas, increíble, pero estas cosas son así y suceden así, las he vivido en primera persona.

En la versión con Deneuve, es una interesante propuesta, deja atrás los matices artísticos para centrarse en la trama y en el desarrollo de la acción y evolución de los personajes que viven bajo el desastre de una persona manipuladora.

La película se ve bien aunque cuesta entrar en ella ya que tiene una fotografía un tanto fácil pero cuando uno se olvida de ella y se adapta a los tiempos modernos en los que se desarrolla la película, todo fluye muy bien y en muchos aspectos me gusta incluso más que la primera versión.

Es fantástico ver a este tipo de personas pero créanme, existen y son muy reales, son personas con una técnica depurada de maldad, saben como hacer las cosas a nuestras espaldas para conseguir lo que desean y lo que suelen desear estas personas es maldad y vivir nuestras vidas absorbiéndonos nuestra vida y energía.

Las amistades peligrosas del 2003, muestra de una manera más fácil todo esto.
Puede resultar un tanto extraña la adaptación a los años 60 pero poco a poco nos vamos familiarizando con ella y nos acaba gustando e incluso nos es más fácil de ver y entender.

No hay nada que tenga que decir sobre la manipulación que no haya dicho antes en la anterior película, simplemente analizar los más y los menos de esta versión actualizada para la televisión.