4 de diciembre de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque en realidad tendría que inventarme una nueva calificación, algo así como “rara de cojones”. Sin embargo Paul Thomas Anderson genera una especie de droga y no puedes dejar de mirar la pantalla. Nueve historias que parecen noventa se mezclan con un poderoso ritmo, en muchas ocasiones parecen inconexas, en muchos minutos lo son, pero las liga como si fueran notas musicales que se desprenden sin querer de la guitarra eléctrica. No te das cuenta y ya estás metido en otro cuento, y cuando crees que comienzas a comprenderlo ya te has perdido la mitad de una nueva fábula, quieres dejarlo pero ya te has enganchado y te faltan aún dos horas. Tom Cruise, bien; Julianne Moore, irreconocible, es decir bien. Cerca del final llega la sobredosis de LSD, 9 de cada 10 médicos no recomiendan su visionado.
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