El realizador francés Luc Besson iba a demostrar que para realizar un film de acción no era necesario ir a Hollywood. Con un planteamiento tan simple como inverosímil: una joven (interpretada Anne Parillaud) implicada en una banda de peligrosos drogadictos, es obligada a formar parte de un equipo especial, aparentemente del servicio secreto francés, y es entrenada como una máquina perfectamente engrasada para matar.

Al film le cuesta arrancar, con unos veinte minutos un tanto tesiosos y lentos. Pero una vez que empieza, el film no para de sorprendernos con escenas de acción en los más diversos lugares, como un restaurante o las cocinas del mismo. Por otro lado, el director para darnos algún descanso, nos muestra el esfuerzo por parte de la protagonista de intentar hacer una vida "normal", buscando prácticamente el primer joven con se cruza, al mismo tiempo que el mismo instructor no esconde su atracción por ella.

Pero en el fondo los detalles privados apenas importan, el director prácticamente los utiliza como breves interludios para ligar las escenas de acción. Con una estética totalmente moderna y unas excelentes escenas de acción que van en crescendo hasta la traca final (con la aparición casi estelar de Jean Reno en el memorable papel de Victor, el limpiador) , Besson rompío moldes con un film que tuvo su versión norteamericana, y su propia série.