El debut del reputadísimo Aaron Sorkin en la dirección no es demasiado acertado.
Sí, Molly's game está escrita con brillantez, como siempre ocurre con los guiones de Sorkin, y se ha tenido el buen ojo de escoger a Jessica Chastain como protagonista, que está impecable, como siempre, y aparece con merecimiento en todas las listas de las mejores actrices del año. Pero cuando una película aburre, algo falla. Una cinta tan plomiza como esta, por buena que sea en otros campos, no puede pasar del aprobado, y lo pasa con dificultad. Sencillamente, la historia que nos están contando tampoco es tan fascinante. La protagonista, además, es alguien con quien cuesta identificarse, por mucho que discuta con su padre, y desaprovecha algo que podría haber sido muy interesante ver en pantalla: el miedo de Hollywood a que sus más oscuros secretos ludópatas y avariciosos salieran a la luz con el caso judicial contra Molly, en esas timbas en The Viper Room (lugar ya de por sí oscuro, marcado para siempre por la trágica muerte por sobredosis de River Phoenix en sus mismísimas puertas).
En definitiva, una película decente, con un guión exquisitamente escrito e interpretado, pero con un lastre insalvable que es su ritmo tan plomizo y su escaso interés como historia fascinante. No lo es.

Lo mejor: Chastain y la inteligencia con que Sorkin trata al público.
Lo peor: Es lenta.. y larga... y pesada.