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Voto de Sibila de Delfos:
5
Drama En el Sur del planeta, el nivel de las aguas está subiendo vertiginosamente y todos los diques se hunden. Al mismo tiempo, los animales salvajes vuelven de sus tumbas. Esta es la historia de una niña de seis años que vive con su padre en un lugar aislado del mundo. (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bestias del sur salvaje no va a ser la película más premiada del año, pero lo que desde luego nadie va a disputarle es el puesto número uno como rareza más grande de los pasados doce meses.
Porque lo que ha rodado Behn Zeitlin es una película inclasificable, y ahí radica el secreto de por qué ha encantado y horrorizado a partes iguales. Hay entrega e ilusión, que es más de lo que muchas películas pueden decir, contiene muchos momentos poderosos (la tormenta, o el episodio en el hospital, sin duda el mejor de la cinta) y se beneficia de una música compuesta por Dan Romer y el propio Zeitlin que es una auténtica maravilla.
Pero, como se decía antes, la película es rara, muy rara, muy del gusto de Sundance y firme militante de las filas del cine independiente más arriesgado, de ahí su aspecto dejado, su consciente "suciedad" visual y esa cámara en mano que se mueve incesantemente. Todo ésto no es un problema (y menos aún para los que no tenemos nada en contra del cine independiente), pero lo que sí es grave es que el guión no sabe hacia dónde ir. Cuando acaba la historia de Hushpuppy, no queda claro qué nos ha intentado contar el realizador: una fábula ecologista, una historia de una pequeña heroína con su particular reino, un retrato de una muy deprimida zona de EEUU, una aventura de fantasía... imágenes como las de los uros (sobre todo en su aparición final) desconciertan y no casan con el hasta entonces descarnado realismo de la cámara de Zeitlin, que, éso sí, se las arregla la mar de bien para extraer olores y sabores de las imágenes. Sin duda, es su mejor virtud como realizador, porque aunque la nominación al Oscar le queda grandísima (sobre todo si pensamos que desplaza a Ben Affleck y Kathryn Bigelow... sin comentarios), es gracias a él que la película no deja indiferente y provoca sentimientos y reacciones en el espectador, ya sean éstas de pena, asco o alegría. Pero la historia desconcierta, deja cosas por el camino sin explicar (la extraña enfermedad inicial de Wink, el incendio en medio del bayou, al que curiosamente nadie presta la menor atención) y no emociona como debería.
¿Y Quvenzhané Wallis? Pues no cabe duda de que la chiquilla es encantadora y presenta una naturalidad apabullante. Incluso cabe reconocerle momentos de mucha brillantez (ver la secuencia del hospital, el final, la discusión con Wink después del incidente en la presa, o su mirada capaz de parar un tren justo antes de provocar dicho incidente). Pero el Oscar, igual que a Zeitlin, le queda muy grande, sobre todo si tenemos en cuenta que el 80% de sus frases son en off, y en gran parte de las escenas se ve a la legua que apenas era consciente de lo que hacía (el trabajo cinematográfico con niños suele planteárseles a los pequeños como un juego). Resulta sorprenderse que, por el desparpajo de Wallis, se esté olvidando el trabajazo de Dwight Henry, maravilloso en la piel del padre de Hushpuppy, que borda cada una de los claroscuros del personaje, odioso al principio y poco a poco objeto de la empatía del espectador tanto o más que la protagonista.
En definitiva, una película que no es que sea mala (de hecho, seguramente es mejor de lo que aquí se ha expresado), pero resulta tan desconcertante y bizarra que aquí y ahora a quien ésto escribe le resulta imposible subir la nota.

Lo mejor: La habilidad de Behn Zeitlin para provocar emociones y sensaciones en el espectador, y la presencia de Dwight Henry.
Lo peor: Apunta a todas partes, no siempre acierta y cuando lo hace tampoco es nada del otro jueves.
Sibila de Delfos
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