Los que tuvimos la suerte de ver este Romeo y Julieta en el Garrick Theatre en el verano de 2016 sabemos que fue una experiencia única. Muchos son los atractivos de esta versión dirigida por Kenneth Branah sobre las tablas: ver a Derek Jacobi como impagable Mercucio, disfrutar de la química y pasión juvenil entre unos estupendos Lily James y Richard Madden, o maravillarse con la adaptación moderna que hace Branagh del inmortal clásico renacentista de Shakespeare. No obstante, es cierto que queda cierta sensación de que algo del encanto sí se ha perdido al cambiar la ambientación clásica por otra más contemporánea (incluyendo la música), pero al final la historia es la misma, los personajes son los mismos, y la vigencia de la obra permanece intacta.
Más que notable espectáculo.